¿Por qué y cómo contar la migración?

Breve introducción al tema de la movilidad humana.

La solidaridad en la región está en riesgo, es cierto, y creo que esto en gran parte se debe a la mediatización de información conveniente sólo para un sistema que necesita fragmentar a la población, para sostener el algoritmo de “divide y vencerás”. Históricamente, las migraciones han contribuido al desarrollo, no sólo través de la ciencia (con la fuga de cerebros, casualmente bienvenida y no juzgada por quien la acoge), sino también gracias al sólo intercambio y convivencia dentro de la pluriculturalidad que, si no es frustrada por la estigmatización de la diferencia, estimula la creatividad y el pensamiento complejo, a través de la interacción con otros lenguajes, música, literatura, artes escénicas, saberes populares, etc.

Está claro que las causas de la migración forzada, más que ser responsabilidad de la región que la sufre, son un síntoma de la explotación “insostenible” de recursos naturales y humanos que se realiza en el tercer mundo por parte de los países desarrollados, abalados por la gran iniciativa de “migración de productos”, mejor conocida como “Tratado de Libre Comercio”.

Entonces vemos que las migraciones se dificultan más o menos, según el grado de conveniencia que éstas tengan para el país que las acoge, y esto no suena extraño en una sociedad educada para la competencia, el éxito individual, y la búsqueda de utilidad por sobre todas las cosas para economizar y sacar provecho del tiempo.

Más que aumentar la resiliencia de las personas migrantes, creo que tenemos la responsabilidad de no obstaculizar su camino y combatir la xenofobia que los estigmatiza, mediante la promoción de la interculturalidad y la inclusión, despertando el interés de la sociedad de acogida por explorar las diferentes culturas con las que convive, más allá de las utilidades o dificultades económicas que ésta le traiga, y haciendo consciencia de que ya “hacemos uso” y consumimos productos que no hubieran sido posibles si las migración no existiera (jazz, rap, hip-hop, comida china, yoga, danza contemporánea, medicinas alternativas y un infinito etc, etc.)

Des-estigmatizar a las poblaciones migrantes no sólo favorece su resiliencia y le da otras posibilidades más allá de las etiquetas impuestas, sino que también favorece la paz, reduciendo tanto la violencia que se despierta como instinto de supervivencia a ante la exclusión y marginación, como la que se genera en la población que los recibe por miedo a perder el trabajo, ser “invadidos” y desplazados.

Creo que a través del periodismo, podemos dar “sentido” (visión, audición, tacto, olfato y gusto) a muchos relatos de las migraciones que la mediatización obnubila. No sólo haciendo referencia a las razones o las heridas de las que huyen los y las migrantes (que me parece de vital importancia para propiciar la empatía y la mirada crítica ante la situación), sino también reconociendo aquello que forja y da vida a su cultura (artes, música, lenguas, gastronomía, espiritualidad), dando voz a lo que se ha silenciado a través de una Historia escrita por la “rueda de prensa” (por citar a Diana Uribe) de los “vencedores”.

Clara Torielli (directora de Punchileros Títeres)

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